La forma más severa de esta enfermedad es la llamada síndrome de Hutchinson-Gilford nombrada así en honor de Jonathan Hutchinson, quien fue el primero en descubrirla en 1886 y de Hastings-Gilford quien realizó diferentes estudios acerca de su desarrollo y características en 1904.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PERSONAS QUE LA PADECEN:
- Baja estatura.
- Piel seca y arrugada.
- Calvicie prematura.
- Canas en la infancia.
- Ojos prominentes.
- Cráneo de gran tamaño.
- Venas craneales sobresalientes.
- Ausencia de cejas y pestañas.
- Nariz grande y respingada.
- Mentón retraído.
- Problemas cardíacos.
- Pecho angosto, con costillas marcadas.
- Extremidades finas y esqueléticas.
- Estrechamiento de las arterias coronarias.
- Articulaciones grandes y rígidas.
- Manchas en la piel semejantes a las de la vejez por mal metabolismo de la melanina.
- Presencia de enfermedades degenerativas como la artritis o cataratas, propias de la vejez.
- Mitosis con retardo reticoendoplasmático.
- Falta de gametos sexuales y pensativos.
- Alteración en la dentición.
- Osteólisis del tercio distal de las clavículas.
- Osteólisis de falanges distales en manos y pies.
- Osteoporosis.
- Arterosclerosis.
- Muerte natural antes de los 18 años.
DIAGNÓSTICO
Al nacer, los niños con progeria parecen normales aunque en algunos casos pueden percibirse: forma esculpida de la nariz, esclerodermas y cianosis facial. Los síntomas se manifiestan durante el primer año, con una o varias de las siguientes anomalías: retardo en el crecimiento, alopecia y anomalías en la piel, debido a la disminución de la producción de sudor por parte de las glándulas sudoríparas. Hacia el segundo año se añaden otros síntomas, como la caída del cabello. Las manifestaciones clínicas de la progeria se clasifican en criterios mayores y signos que usualmente están presentes. Los criterios mayores incluyen facies delgadas o finas, alopecia, venas prominentes en la calota, ojos grandes, micrognatia, dentición anormal y retardada, tórax "acampanado" en apariencia de pera, clavículas cortas, piernas arqueadas como jinete, extremidades superiores delgadas con articulaciones prominentes, talla baja, peso bajo para la talla, maduración sexual incompleta y disminución de la grasa subcutánea. Los signos que usualmente están presentes son piel esclerodérmica, alopecia generalizada, orejas prominentes con ausencia de lóbulos, nariz ganchuda, labios delgados con cianosis periodal, paladar alto, fontanela anterior permeable, voz de tono alto y uñas distróficas. En conclusión, el diagnóstico de la progeria es fundamentalmente clínico y se declara en niños que presentan los signos iniciales de la enfermedad mencionados al comienzo y que manifiesten todos los criterios mayores. Cabe mencionar que no existe un examen concluyente que certifique el diagnóstico de la progeria.
PRONÓSTICO
El promedio de vida en niños enfermos es de 13 años, pero puede estar entre 7-27 años, aunque la supervivencia más allá de la adolescencia es inusual, se ha descrito un paciente que falleció a los 47 años por un infarto del miocardio. En más del 80% de los casos la muerte se debe a complicaciones que surgen, como la asteroesclerosis, fallos en el corazón, infarto de miocardio y trombosis coronaria.
No existe cura ni medicamento para este tipo de enfermedad, tampoco un tratamiento de probada eficacia; sin embargo, en recientes estudios, se comprobó que la progerina, responsable de la degeneración celular, podía ser mermada, aunque la droga usada es aún un prototipo, se espera que ayude no sólo a curar la aneuploidía, sino también frenar el proceso de "envejecimiento", e incluso detener el envejecimiento, aumentando así increíblemente la esperanza de vida.
La mayoría de los tratamientos se limitan a prevenir o frenar las complicaciones que puedan surgir de esta enfermedad, como son las complicaciones cardiológicas. Se utilizan aspirina en bajas dosis y dietas hipercalóricas; también se han intentado tratamientos con hormona de crecimiento humano.
